Uno de los mayores problemas que tengo
cuando duerme mi niña, es que no para de darse vueltas, de repente
está en la cabecera de la cuna y unos minutos después se ha girado
completamente y está durmiendo sobre los pies de la cuna. Cuando es
verano o no hace frío no supone ningún problema, pero ahora que
llega el invierno, aunque ponemos la calefacción en casa y está un
poco caldeada por la noche nos las vemos y deseamos para ver como la
tapamos.
Las opciones que hemos intentado son:
Pensabamos que sería la opción más
sencilla, ya que el edredón se acopla perfectamente al tamaño de la
cuna, no son muy pesados de manejar con lo que no agobian a la niña,
y además tiene la ventaja de que se pueden encontrar con cremallera
o con una especie de apertura para poder quitar el relleno y así
poder utilizarlo como colcha en el verano. El problema es que al
moverse tanto, siempre se destapaba.
En este caso, las encontramos de tamaño
pequeño (75x75) que serían más propicias para un capazo o un
moisés o incluso para utilizar como arrullo para coger al bebé. Así
que utilizamos unas más grandes de 120x140 cm. En este caso no
acopla perfectamente a la cuna, sino que hay que arremeterlo por
debajo del colchón. El problema es que hacía que la niñá
estuviera más ajustada y tenía más difícil el moverse debajo de
la vestidura de la cuna, con lo que no dejaba de llorar, así que
enseguida dejamos de utilizar la manta.
Es una opción muy similar a la del
edredón, pero no llegamos a utilizarla porque donde vivimos (en la
costa mediterranea) hace frío, pero tampoco es polar con lo que no
es muy habitual encontrar este tipo de producto en las tiendas.
Además pensabamos que tendríamos el mismo problema que con el
edredón, que se destaparía en seguida.
Es una especie de edredón nórdico no
tan pesada como una funda nórdica que se ajusta con una cremallera a
la sábana bajera que colocamos en el colchón de la cuna. Es
parecido a los sacos de dormir típicos que se utilizan en las
tiendas de campaña. Aquí, al igual que con la manta en la primera
noche no paraba de llorar ya que se sentía agobiada y apenas podías
moverse.
Preguntamos a amigos y familiares, y
resulta que con sus niños no tenían ese problema, decías que
cuando dormían se movían pero no llegaban a destaparse tanto o
incluso no se sentían agobiados con los sacos nórdicos o arropado
con una manta. Así que al final encontramos una solución que por el
momento es la que más seguimos utilizando, primero poner en el nivel
más bajo la calefacción de su habitación y además para dormir le
ponemos un pijama doble con unos calcetines o peducos, de forma que
así evitamos que coja frío y se resfríe al dormir.